En la actualidad se estima que 152 millones de niños trabajan a día de hoy, es decir, 1 de cada 10 se encuentra en esta situación, si bien es cierto que esta cifra ha disminuido en los últimos años, es fundamental el trabajo de las ONG para seguir erradicando este fenómeno propio de los países subdesarrollados.
Casi la mitad de los 152 millones de niños en situación de trabajo infantil tienen entre 5 y 11 años, y su labor está fundamentalmente concentrada en tareas vinculadas a la agricultura. El problema del trabajo infantil es especialmente grave en los países con mayor índice de pobreza, en los que uno de cada cuatro niños se dedica a trabajos perjudiciales para su salud y bienestar.
África ocupa el primer puesto: el 20% de los niños trabaja, lo cual supone una cifra absoluta de 72 millones de niños. Asia y el Pacífico le siguen con un 7% de la población de niños en situación de trabajo infantil, es decir, 62 millones en términos absolutos. Sin embargo, el trabajo infantil es un problema global que se observa en todos los continentes, en América hay 11 millones de menores de 12 años en esta situación, mientras que en Europa esta cifra llega a los 6 millones. Por tanto se puede afirmar que es un problema que afecta a todo el mundo.
Las personas, entidades y organismos interesados deben actuar eficazmente, realizar tareas de sensibilización y compartir experiencias para poner fin al trabajo infantil para el año 2025. Concretamente, la meta de los objetivos para el desarrollo sostenible de las Naciones Unidas sobre el trabajo decente y el crecimiento económico persigue adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de personas y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, de aquí a 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas. Las ONG tendrán un papel central para el cumplimiento de estas metas en el largo plazo.
En primer lugar, es fundamental promover la educación de los más pequeños en aquellas áreas y países donde el trabajo infantil se encuentra más extendido. Es necesaria una atención educativa integral, con el objetivo de que los niños se formen y encuentren la estabilidad en su entorno más próximo. Para ello, también es fundamental sensibilizar a la ciudadanía y movilizar recursos en los países con mayor desarrollo, con el objetivo de conseguir una protección plena en todos los aspectos de sus vidas y poder situar el foco en el desarrollo de sus competencias.
El otro punto fundamental de la labor de las ONG es el trabajo con los gobiernos. La negociación con los gobiernos y las administraciones públicas es central para la promoción de leyes y acciones contra el trabajo infantil. Bajo una colaboración efectiva con los órganos de gobierno se puede llevar a cabo, además de una erradicación del trabajo infantil en sí, la eliminación de las causas del mismo. Este tipo de colaboraciones permitirá una reducción de la pobreza, garantizará un acceso a educación de calidad, aumentará la calidad de los empleos a los que acceden las familias y servirá también para modificar las normas y concepciones sociales que legitiman el trabajo infantil en las distintas zonas del mundo.
En resumen, las ONG deben trabajar por establecer un modelo social y político con respeto a los derechos humanos de la infancia y la defensa del bienestar de todas las personas.
Desde Meraki Bay trabajamos para el desarrollo de las niños en etapas tempranas para aportarles aptitudes y habilidades competentes en el futuro, tanto en el ámbito laboral como en el personal. Nuestra labor principal se centra en la infancia y por ello contamos con un amplio grupo de trabajo que, semana tras semana, lleva a cabo actividades, juegos y talleres que tienen como fin último mejorar la calidad de vida presente y futura de estos jóvenes y ayudarles en todo lo que sea posible.
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