La situación de la mujer es distinta en cada uno de los países del mundo según la cultura, el desarrollo, las costumbres o los propios hábitos y es por ello por lo que surgió la necesidad de establecer algunos documentos que respaldaran los derechos de las mismas de manera igualitaria y global. Es importante que todos, tanto mujeres como hombres, conozcamos qué documentos internacionales protegen los derechos de la mujer y en Meraki Bay vamos a explicarlos uno por uno.
No obstante, antes de empezar, hay que tener en cuenta que son los mismos derechos que se les reconoce a los hombres y que en sus inicios se establecieron solo para ellos. Con el paso del tiempo, gracias al desarrollo, también han sido aplicados a nosotras. Además, la lista se ha ampliado y también existen derechos reproductivos aplicados solo a nosotras, como por ejemplo el derecho al aborto legal y seguro o el derecho a controlar las funciones reproductivas.
Ademas de estos, tenemos el derecho de voto, el derecho de propiedad, derecho a la igualdad de empleo, libertad de movimiento o el derecho a la salud y a la educación. También existe el derecho a estar informadas de los mismos, ya que se ha establecido la obligación a los gobiernos a, no solo establecer leyes a favor de la igualdad de género, sino a asegurarse también de que las mujeres tengan conocimiento sobre ellas. Vamos a ver qué documentos internacionales protegen los derechos de la mujer.
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Tratados que protegen los derechos de la mujer
Las Naciones Unidas han llevado a cabo numerosas convenciones donde se han establecido documentos que protegen los derechos de las mujeres. En primer lugar, en la Declaración Iniversal de los Derechos Humanos de 1948 se defiende la igualdad entre mujeres y hombres de forma genérica. Además, en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1976 también defiende la igualdad.
Los 193 estados que forman parte de Naciones Unidas se comprometen a garantizar a hombres y mujeres la igualdad en el goce de todos los derechos civiles y políticos enunciados en los documentos mencionados. Sin embargo, el tratado internacional más importante que protege los derechos de la mujer es la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer llevada a cabo en diciembre de 1979 y entrada en vigor en 1981.
Esta declaración reconoce el estado discriminatorio hacia las mujeres por el mero hecho de serlo y establece una serie de normas y sanciones al respecto con el objetivo de eliminar dicha desigualdad. También define el concepto de discriminación y remarca algunos conceptos que ya aparecen en los Derechos Humanos relacionados con la discriminación de género. Este tratado ratifica los derechos reproductivos y menciona la protección a la mujer de la violencia machista, explotación en la prostitución y trata de mujeres.
Además de este documento, también existe la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la violencia contra la Mujer, creada por la Organización de los Estados Americanos. Esta organización abarca 35 países del continente americano incluyendo Estados Unidos, Canadá y la mayor parte de América Latina y, de manera similar al documento anterior mencionado, protege los principales derechos de la mujer y afirma los deberes de los estados miembros para lograr su efectividad. Por último, cabe destacar en el ámbito regional, la existencia de numerosas leyes federales en los distintos países que prohíben prácticas discriminatorias más específicas.
A pesar de que estos tratados pretenden alcanzar la abolición de la discriminación de la mujer, son muchos países los que cuentan todavía con leyes indirectamente discriminatorias hacia la mujer y es importante no dejar de trabajar para alcanzar lo que la lucha feminista defiende, la igualdad real.
En Meraki Bay perseguimos precisamente esto y lo hacemos a través de nuestro taller de empoderamiento y de nuestro taller por la infancia. Buscamos que las mujeres y las niñas de Hangberg tengan exactamente los mismos derechos que los hombres y los niños de la comunidad y, si quieres ayudarnos a que podamos seguir trabajando para conseguirlo, ¡dona Meraki!