La experiencia de nuestra voluntaria Carolina Vázquez

EL VOLUNTARIADO INTERNACIONAL DE CAROLINA VÁZQUEZ

¡Hola! Me llamo Carolina Vázquez y soy de Palma de Mallorca. Imagino que si estás leyendo esto es porque quieres dar un cambio a tu vida como hice yo. Para empezar te explicaré cuál es mi situación y qué me llevó a viajar a África para adentrarme en esta aventura.

Al terminar la carrera decidí que tenía clara una cosa y era la siguiente: quería vivir experiencias nuevas. Cogí un avión y me planté en la otra punta del mundo, en Australia, pero pasados unos meses sentí la necesidad de querer algo más, de darle otro cambio a mi vida. No quería sentirme satisfecha solo conmigo misma,  sino que quería aportar mi granito de arena a alguien más, así que mi decisión fue la de realizar un voluntariado en Sudáfrica. Así empezó mi voluntariado con niños.

¿Qué me llevó a tomar la decisión de hacer un voluntariado? 

¿Sabes cuando entras en una rutina y ves que ya nada te llama la atención? Me refiero a cuando todo se vuelve tan conocido que sientes que dentro de ti algo te está diciendo: cambia, lánzate, haz algo nuevo. Quizás no te haya pasado nunca en la vida, tal vez esté por llegar o tal vez no, pero yo sentí eso. Ni quería ni tenía ganas únicamente de irme a vivir a otro lugar, sino que sentí esa necesidad de crecer para mi y para alguien más. Me exigí a mi misma vivir algo diferente. Tenía miedo, por supuesto, conocer otro continente, otra cultura e irte a convivir con gente a la que no conoces de nada no siempre es fácil. No sé si a ti también te pasará pero a medida que te haces mayor y conoces más mundo, más gente, más experiencias, te exiges más a ti mismo. Te pones metas más altas que alcanzar y la mía fue irme de voluntariado a Sudáfrica durante un mes.

¿Cómo era mi día a día? ¿Qué sentí al ayudar en Hout Bay?  

Hablar sobre la experiencia de voluntariado no es tarea fácil ya que con palabras no se pueden expresar los sentimientos vividos; no obstante, intentaré describirlo lo mejor posible. El voluntariado es magia, es conocerse más a uno mismo, es dar lo mejor de ti, es ver cómo gente que no tiene nada te regala todo, es gratitud, es sentirse realizado, es felicidad y seguramente no terminaría nunca, pero sobre todo es sentir. Desde el momento en el que aterrizas en Sudáfrica y ves todo tan diferente a lo conocido sientes que formas parte de una familia con los demás voluntarios, sientes que los niños te quieren tal y como eres, sientes que eres un local más en la comunidad. Yo particularmente experimenté sentimientos que todavía no había vivido antes, ¡no sabía ni que existían!

 

Cuando me despedí de las niñas, una se me

acercó y me dijo: «I wish you were my mum»

 

Mi día a día en Sudáfrica era muy gratificante. Vivíamos todos los voluntarios y voluntarias en una casa de veinte personas situada en Hout Bay, a unos 20 km. de Cape Town. El proyecto empezó en junio y, por lo tanto, yo fui una de las primeras voluntarias en formar parte de él. El despertador sonaba a eso de las siete de la mañana y los voluntarios nos distribuíamos en diferentes habitaciones formadas por literas, ¡quedarse dormido era casi imposible! Eso de compartir es vivir, si no lo has experimentado antes, lo harás en Sudáfrica. El caso: te despertabas pronto y bajabas a desayunar con los demás voluntarios, ¡aún recuerdo mi primer desayuno muerta de vergüenza porque no había conseguido aprenderme ningún nombre la noche anterior y tenía que preguntar todo el rato dónde estaban todas las cosas!

Haciendo un breve resumen de la rutina del voluntariado: consistía en madrugar, desayunar, recogida del driver de casa al colegio, ir a comer a Mama Seafood&Grill, realizar actividades extraescolares con los niños, volver a casa, cenar, briefing y a dormir. Así era mi vida de lunes a viernes, cada día una historia o anécdota nueva que añadir a mis recuerdos. Los fines de semana la cosa cambiaba y teníamos la oportunidad de escaparnos a hacer alguna excursión, explorar la ciudad o simplemente descansar y estar en familia. Y sí, he dicho familia, porque es increíble la gente con la que coincides en la vida, ¿os acordáis que antes mencioné que tenía miedo? Pues si estás pensando en unirte al voluntariado, ¡quítatelo de la cabeza! El voluntariado y los voluntarios son pura magia, te encuentras con gente muy abierta y maravillosa. Yo coincidí con personas que tenían corazones que no les cabían en el pecho, puede sonar cursi, pero si les llamo familia es por algo.

Las sensaciones vividas en Hout Bay son muchas y diferentes. A medida que pasan los días te sientes más y más agradecido de poder estar ahí. Como fuimos los primeros en el proyecto realizamos un evento en el día Nacional de la Juventud para darnos a conocer en la comunidad. Solo obtuve sensaciones buenas, positivas y bonitas. Realizamos una serie de juegos, bailamos con los niños y, como premio, les obsequiamos con unas mandarinas. Ojalá pudiera enseñaros con mis ojos lo que viví ese día, ahí me di cuenta de lo feliz que puede ser un niño con tan poco. Yo sé que tanto tú que me estás leyendo como yo somos afortunados de tener todo lo que tenemos, pero estando ahí te das cuenta de lo que de verdad significa eso. Comprobé lo justa o injusta que es la vida y cómo te recibe según nazcas en un sitio u otro.

Los niños y niñas desprendían siempre una alegría inmensa ya que a la hora de jugar en el patio no tenían nada, ni siquiera una pelota o una comba, con pequeños detalles se pueden conseguir cosas muy grandes. Los pequeños de la comunidad son nenes y nenas que no saben lo que es el concepto «familia». Viven todos en una misma habitación, algunos no tienen qué comer, no saben qué quieren ser de mayor, no tienen aspiraciones. Para estos niños y niñas su futuro será quizás ganarse la vida viviendo de la pesca o vendiendo drogas, quizás se queden en la calle el resto de su vida.

En mi último día de voluntariado me despedí de unas niñas, a las cuales les cogí un cariño inmenso y que no entendían muy bien por qué me iba, cogió una de ellas, se me acercó y me dijo: “I wish you were my mum” (ojalá fueras tú mi mamá). Todavía tengo ese momento en mi cabeza y ese sentimiento me destrozó el corazón. Ahí me dí cuenta que hay experiencias únicas y esta lo fue, jamás me habían dicho algo tan bonito e impactante a la vez, ni creo que vuelva a ocurrir. Cada vez que vuelvo a ese momento del pasado se me inundan los ojos.

Y, ¿cómo es Ciudad del Cabo? 

Para ir de un sitio a otro lo recomendable es moverse en coche o Uber y  no se aconseja salir solo a la calle a partir de ciertas horas, entre otras precauciones. No obstante, quiero contar cosas más interesantes.

¿Sabías que Table Mountain, situada en Cape Town, es una de las siete maravillas naturales del mundo? Pues si no lo sabías, toma nota y que no se te olvide subir hasta la cima una vez estés allí. Esta fue una de las excursiones que hicimos y otra fue a Lion’s Head desde dónde se ven unas vistas espectaculares de toda la ciudad. Otra excursión muy recomendada sería ir hasta el Cabo de Buena Esperanza, el extremo que está más al sur de África, donde también puedes sorprenderte con los babuinos, a parte de los increíbles paisajes. Y obviamente, ¡los pingüinos de Boulders Beach! En esta playa protegida podrás tener a los animales a centímetros de ti.

Respecto a Ciudad del Cabo, también te recomiendo que vayas a pasar el día y te recorras la ciudad, tiene una cantidad de mercadillos artesanales que valen la pena. Respecto a la vida nocturna, Ciudad del Cabo tiene mogollón de ambiente. Existen muchísimos sitios de fiesta con diferentes tipos de música y para todos los gustos: hay ambiente internacional como también te puedes pegar la fiesta con personas locales si te apetece. Antes mencioné que las actividades del voluntariado se realizan entre semana, por lo tanto, si te organizas bien el fin de semana puedes aprovechar para hacer excursiones y salir de fiesta.

Y, si te gustan los animales, yo tuve la bendita suerte de cumplir uno de mis sueños y me fui de Safari. De verdad, ya que vas a Sudáfrica aprovecha y ¡escápate! Quién sabe cuándo vas a volver a pisar esas tierras. Te recomiendo muchísimo coger un vuelo a Johannesburgo e ir al Parque Nacional Kruger, ¡es una maravilla! No he visto atardecer más bonito nunca, el Sol estaba rojo de un tamaño inmenso, ¡parecía El Rey León!

Despedida/Recomendación 

 

Si has llegado hasta aquí me imagino que te habrás dado cuenta de lo contenta y orgullosa que estoy de haber tomado la decisión de hacer un voluntariado. No te voy a decir que me cambió la vida pero sí que me la mejoró, y mucho.

Para mí Sudáfrica y todo lo relacionado con el voluntariado significa sentir, emocionarse, compartir, reír, crecer, hacer cosas por primera vez, amar y sentirse amado, suspirar profundamente y darse cuenta de lo bonita que es la vida y la oportunidad que tenemos de hacer lo que queramos con ella. Sudáfrica es abrir el corazón y hacer que bombee más fuerte, es quitar horas de sueño para disfrutar más del tiempo, es sentir que estás vivo, es valorar y, sobre todo, es querer tener ganas de más. Sudáfrica es mi mes vivido más intenso, mi mes con más emociones y sentimientos, el mes en el que disfruté cada uno de sus días, de sus horas. En Sudáfrica dejé parte de mi alma porque, cuando las cosas se sienten tan fuerte y se viven con tanta intensidad, una parte se queda allí para siempre. Y así será. Gracias Sudáfrica por darme tanto.