ASÍ FUE EL VOLUNTARIADO EN ÁFRICA DE CARMEN MATEO
¡Hola! Me llamo Carmen y, ¡así es como empezó mi aventura por Sudáfrica! Yo ya había hecho un voluntariado y tenía muchas ganas de repetir la experiencia. Quería que mis vacaciones fueran distintas, conocer sitios nuevos, desconectar de la rutina de todo el año y hacer algo que dijera: las vacaciones de este año han merecido la pena. Así que, en cuanto conocí el proyecto de esta ONG en África y me pasaron la información, me lancé.
Es cierto que Sudáfrica está lejos, que es otra cultura, que no es seguro pero, de vez en cuando, está bien salir de tu zona de confort y ponerte a prueba a ti mismo. Además, Carlos e Ignacio, los fundadores del proyecto, te lo ponen todo muy fácil, ¡están pendientes para todo lo que necesites!
Así era mi día a día en el voluntariado
El primer día nos enseñaron la comunidad, Hangberg, y en este primer contacto con el país nos explicaron cómo funciona todo, los problemas que hay y cómo es la vida de la gente. Pasear por las favelas es una de las cosas que más me chocó por la impresión que supone ver cómo viven con los escasos recursos que tienen, ¡y te lo enseñan con una sonrisa en la cara!
Después de esta visita, empieza la fiesta. Como había voluntarios de semanas anteriores nos fuimos acoplando a los proyectos que tenían entre manos para poder seguirlos cuando ellos se fueran. Durante los quince días que estuve yo de voluntariado con niños los peques estaban de vacaciones, así que lo que hicimos fue pintar juegos en el suelo para que a la vuelta los tuvieran listos.
Otra de las actividades que hicimos fueron las Jornadas de Fútbol. Durante dos días estuvimos en el campo ayudando a los entrenadores con las actividades que tenían pensadas y nos dejaron una parte para que nosotros pensáramos y propusiéramos ideas. Nos involucraron mucho en el proyecto y fue algo clave porque, como son tan respetados en la comunidad, facilitan la entrada en la misma a la hora de proponer nuevas actividades tanto en el colegio como a los padres.
Una de las cosas que más te llama la atención cuando llegas a la comunidad es la cantidad de basura que hay por todos lados. No tienen papeleras, las bolsas las dejan en la calle y cada cierto tiempo pasa un camión a recogerlas; sin embargo, se acumula igual y al final se acaba tirando todo al suelo. Al ver esto, otra de las cosas que hicimos fue ir durante una mañana por toda la favela con los niños, recogiendo toda la basura y haciéndoles ver que cuanto más limpio, mejor. Lo mejor de todo fue que algunos de los habitantes de Hout Bay lo vieron, lo compartieron en un grupo de Facebook y uno los restaurantes de la zona, ¡nos mandó pizzas para los niños!
Además de esto, también hemos hecho actividades con los niños fuera de la comunidad. Hemos hecho excursiones, como por ejemplo, subir a Table Mountain, hemos plantado flores y verduras en macetas con botella de plástico para concienciarles de la importancia de reciclar y reutilizar, les hemos enseñado los juegos que nos gustaban a nosotros de pequeños, ¡queríamos estar con ellos todo el tiempo posible! A cambio, los niños y niñas de Houties nos dan su cariño y afecto, han compartido con nosotros y nosotras su día a día o han intentado enseñarnos afrikaans, ¡conmigo personalmente les ha costado un pelín más!
En resumen, ayudar en Hout Bay ha sido increíble. La manera que tienen de agradecerte todo lo que haces por los niños es brutal, no tienen casi de nada pero te lo dan todo para que estés a gusto y te hacen sentir como en casa, ¡es una experiencia increíble!
También he podido conocer Cape Town
Ciudad del Cabo es una ciudad muy curiosa. Tiene de todo para todos y, aunque digan que no es segura, todo te transmite buen rollo y te dan ganas de patearla de arriba abajo. A mí hay concretamente dos cosas que me gustaron mucho:
– Los markets: son los mercadillos que hay por la ciudad donde puedes encontrar todo tipo de productos. Cerca de la comunidad donde trabajamos hay uno y me encantaba ir los findes.
– Lions Head: esta es una de las montañas más famosas y, aunque subir hasta la cima es un paseo, cuando llegas y ves el atardecer merece la pena, ¡es uno de los mejores que he visto nunca!
Por supuesto, no te puedes ir sin ver Bo-Kaap, Boulders Beach y sus pingüinos, Cabo de Buena Esperanza y, claramente, Table Mountain. Además, en Ciudad del Cabo hay muchos sitios para ir a tomar algo y ver cómo es al ambiente. Es alucinante el estilo y el rollo que tienen pero, no intentes imitarles, ¡su estilo de vida es innato y lo llevan en la sangre!
Despedida/Recomendación
Y si has llegado hasta el final, espero haberte ayudado un poco a dar al paso a lanzarte a la aventura. Yo, como muchos de los que deciden hacer un voluntariado en África, me planté sola y es una de las mejores cosas que he hecho. La vida con el resto de voluntarios es genial, se acaban convirtiendo en tu familia y están ahí para lo que necesites. Me he llevado a gente muy top y, sin lugar a dudas, ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. El buen rollo y las risas están aseguradas y no hay nada que no merezca la pena. Echo de menos algo tan sencillo como sentarme todas las noches a reflexionar sobre cómo ha ido el día, ¡con eso lo digo todo! Así que no lo dudes, es una pasada y no te va a defraudar, ¡no lo olvidarás nunca!